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Identificación

El daño que les hacemos a las personas  de altas capacidades ignorando sus circunstancias es mucho mayor que el daño que podríamos hacerles etiquetándolas. Sin una etiqueta que reconozca y explique sus diferencias,  generarán las suyas propias “debo estar loco, nadie salvo yo se siente triste por esta injusticia”.

La Dra. Linda Kreger Silverman

Dice Identificar la sobredotación en una persona no es tarea fácil, ya que  hay muchos mitos, mucha ignorancia y mucha información contradictoria. Así, por ejemplo, debido a los modelos e imágenes recibidos a través de los medios de comunicación, como las películas «El pequeño Tate» o «El indomable Will Hunting» que representan a individuos con un CI muy alto, muchos padres pueden pensar que su hijo no es superdotado, porque no toca el piano a los 4 años, o no sabe hacer integrales de primer grado.

Debemos pensar que el concepto de superdotación es mucho más amplio,  no solamente abarca a los genios, ya que se dan muchos casos como, por ejemplo, Bill Gates o  Steve Jobs, cofundadores respectivamente de las empresas de software Microsoft o Apple, que no lograron a terminar los estudios universitarios,  o niños considerados casi delincuentes, eran superdotados no reconocidos. En España hay más de un millón de superdotados y la mayoría no lo saben.

Se considera que es necesaria una identificación, no con el objeto de etiquetar, sino para estar en condiciones idóneas de poder determinar las necesidades que presentan estas personas, y dar respuesta a las mismas, facilitando el máximo desarrollo de sus capacidades, y que crezcan sabiendo porque son distintos y no sintiéndose; raros, o diferentes, o que están locos, o que no encajan…

 

El Dr. Javier Berché Cruz

Ha tratado a más de dos mil superdotados explica cómo las identificaciones suelen hacerse a alumnos entre 12 y 16 años, la mayor parte varones. El motivo lo achaca a que es en este momento cuando estalla la problemática, la pendiente hacia el fracaso escolar, la angustia de los padres; el retrato robot es chico varón, con suspensos en primeros cursos de la enseñanza secundaria, cuyos padres siempre han considerado que se trata de un niño muy inteligente, pero que nunca se ha puesto a estudiar en condiciones. Se acude al especialista porque existe un problema. Curiosamente, no es así en el caso de las chicas: obtienen mejores resultados, pasan horas estudiando, y en líneas generales tienen una madurez que les hace integrarse con facilidad; es por ello por lo que se identifica sólo una chica superdotada por cada dos varones: obviamente tienen más cintura, y se adaptan al entorno con mayor facilidad y mucha menor conflictividad. Es en cambio relativamente frecuente que un chico superdotado decida suspender una o dos asignaturas… para no destacar.

Las primeras identificaciones de superdotación suelen hacerlas, más o menos conscientemente, los padres. Son niños que desde muy temprano manejan un vocabulario complejo, muestran una afán desmedido por saber, leen muy pronto, aprenden con la mínima instrucción y son extremadamente sensibles, perfeccionistas que se incomodan desproporcionadamente antes los errores propios o ajenos. Además suelen ser distraídos, muy afectivos, con baja autoestima y un exagerado sentido de la justicia, que les lleva a ser muy críticos, consigo mismo y con los demás.

Berché Cruz nos dice que los agentes implicados en la identificación o diagnosis de los alumnos con altas capacidades son de dos tipos, ya que se acostumbra a desarrollar en dos fases, la primera es la fase de nominación o detección y la segunda de identificación o diagnosis:

1ª. Fase de nominación o detección. Los padres y/o educadores de cualquier etapa educativa son los que participan en dicha fase. Muchos padres no pueden realizar la detección por falta de capacitación, pero dan la voz de alerta porque notan que su hijo/a es diferente. Entonces, acuden a la escuela para comunicar sus sospechas o preocupaciones al maestro/a o tutor, o a un profesional o centro especializado que se encargan de realizar los protocolos de detección. Otras veces es el/la maestro/a o profesor/a quién sospecha y propone a los padres realizarlos. En algunos casos, también pueden proponerlo el/la pediatra o algún otro profesional que se relacione estrechamente con el niño/a.

En esta fase, se utilizan cuestionarios específicos elaborados por expertos en alumnos/as de altas capacidades que facilitan al maestro/a o al especialista poder realizar la detección y que constituyen una base sólida para orientar la siguiente fase.

2ª. Fase de identificación. La realiza un equipo psicopedagógico con experiencia en el estudio de los/as niños/as con altas capacidades que dispone de instrumentos eficaces para medir el potencial intelectual (cociente de Inteligencia), las habilidades (talentos) académicas y no académicas, la creatividad (espacial, simbólica y semántica) y el desarrollo emocional del niño o de la niña.

Considera que los tests de CI son adecuados para medir la capacidad intelectual de un individuo siempre que estén debidamente actualizados (en el mercado aún hay muchos que no lo están). Pero se ha de tener en cuenta que la mayoría no miden los techos intelectuales y, lo que es más importante, no son buenos medidores de las diferentes áreas de talento.

Hay que tener muy presente que el número del cociente de inteligencia no es suficiente para establecer el perfil de un/a niño/a de altas capacidades, es necesario realizar también la identificación en base a otros tests y pruebas específicas que permitan hacer una valoración completa de las capacidades intelectuales y el talento o talentos.

Referente a la metodología de medida del CI, existen dos instrumentos, el WISC-IV y el Stanford-Binet aceptado y utilizado a nivel mundial, excepto por parte de algunas universidades de los EUA que utilizan instrumentos propios.

En cuanto a los instrumentos para medir las habilidades o talentos, la creatividad y el desarrollo emocional en la infancia existe más diversidad. Los expertos en psicomotricidad  concluyeron, en el 2005, que la metodología aplicada para la identificación de ACs del Center for Talented Youth (CTY) de la Johns Hopkins University era la mejor del mundo.

La Fundación  Privada Javier Berché (FPJB) utiliza unos instrumentos de medida de las habilidades académicas verbal y matemática, propiedad del CTY que también utilizan Irlanda, Grecia, China y Tailandia.

Considera que carreras como magisterio o pedagogía deberían incluir formación específica sobre detección y atención al alumnado con altas capacidades o superdotación, por lo menos unos contenidos que permitan que los/as maestros/as, los/as pedagogos/as y los/as profesores/as de secundaria tengan unas nociones básicas sobre las características de los niños, las niñas y jóvenes de altas capacidades o superdotación. Dicha formación les debería capacitar para hacer detecciones precoces, derivar la identificación a los/as psicólogos/as especialistas o a centros especializados y atender de forma significativa al alumnado dotado, en el marco de una escuela inclusiva e integradora a nivel educativo y social, así como orientar y poder trabajar conjuntamente con los padres y/o las madres de dichos alumnos.

Ya  que la escuela o el sistema educativo no están preparados aún para atender de forma adecuada al alumnado con altas capacidades o superdotado. De todas formas dice que se han hecho progresos importantes a nivel de legislación, de prescripciones a los centros educativos desde las administraciones educativas de distintas comunidades autónomas, de los propios especialistas en pedagogía y psicología, así como por iniciativa propia de maestros, profesores, directivos e inspectores de centros educativos. Aún queda camino a recorrer para que la escuela y el sistema educativo puedan dar una respuesta adecuada.

Se debería hacer un esfuerzo importante en mejorar la formación inicial y permanente dirigida a los docentes, los especialistas en: educación, pedagogía y psicología sobre el tema que nos ocupa. También dinamizar espacios de debate entre expertos, docentes, padres y otros agentes sociales sobre la importancia de la identificación y la educación significativa de niños, niñas y jóvenes con altas capacidades. Así mismo, fomentar la investigación al respecto. Todo, con el objetivo de que los niños, las niñas y jóvenes dotados puedan ser personas felices, integradas en la sociedad y su capital humano e intelectual pueda revertir en el desarrollo de nuestro país, evitando su fuga a otros países.

La familia tiene un papel fundamental para exigir que la escuela integre y proporcione un aprendizaje significativo a su hijo/a superdotado. No es fácil dicho papel porque muchos no saben cómo afrontar la educación de su hijo/a  y están solos en su labor.

Las asociaciones, entidades y fundaciones dedicadas al alumnado dotado han crecido mucho en España, en los últimos años porque hay una necesidad sin resolver de forma satisfactoria a nivel de la escuela y de la sociedad. Cada vez son más las voces que plantean el problema entorno a las dificultades que tienen las familias, la escuela y los expertos para identificar y atender de forma adecuada a este tipo de alumnos.

Un buen camino para avanzar, es el trabajo conjunto entre asociaciones de padres y madres de alumnos/as dotados/as, escuelas con buenas prácticas en la atención de este tipo de alumnos/as, asociaciones de profesionales expertos y otros agentes sociales interesados en el tema.

Jeanne Siaud-Facchin

Dice lo ideal sería que un superdotado fuera diagnosticado en la niñez, porque demasiado a menudo estas personas cuando no saben su condición resultan ser unos fracasados en la vida», remarca. ¿Cómo se llega hasta esa conclusión? Sobre todo, cómo se llega cuando no has sido diagnosticado de joven, y el primer efecto de este tipo de inteligencia es dudar de… la propia inteligencia,  Según esta psicoterapeuta, creadora en Francia del primer centro de diagnóstico y tratamiento de problemas de aprendizaje escolar (Cogito’Z, en Avignón), estos serían los pasos que llevan a detectarlo en la edad adulta:

Verte reflejado en tus propios hijos. Sucede a menudo. 

Es lo más probable que ocurra, apunta Siaud-Facchin. «Cuando un superdotado/a tiene hijos/as, empieza a darse cuenta de determinadas cosas», asegura esta psicoterapeuta. Pero… ¿Cómo?

  1. A través de la observación de lo que vive su hijo/a, de su manera de abordar ciertos acontecimientos, de las dificultades con que se puede topar. «Entonces el progenitor tiene a veces una sensación de déjà vu, de algo ya experimentado».
  2. La descripción del comportamiento cuando se interpretan los resultados de la evaluación psicológica. «Suele ser muy espectacular. Se habla del niño y de repente el padre o la madre se sienten directamente afectados, conmovidos y estremecidos por su comprensión de lo que están escuchando. Tienen la curiosa impresión de pensar que están hablando de ellos. Tímidamente preguntarán si es «hereditario»»

Te das cuenta cuando lo ves en los otros. Sucede a veces.

—Te enteras de que a un niño de tu entorno le han diagnosticado como superdotado, y el efecto espejo funciona. «Empiezas a pensar, ¿lo que caracteriza a ese niño, es lo que percibo confusamente en mí?», comenta Siaud-Facchin.

Por tí mismo. Sucede rara vez.

¿Cómo imaginarse semejante cosa? La humildad, la duda y el poner las cosas en tela de juicio suelen ser los automatismos del pensamiento del superdotado. «En un momento dado hará ciertas preguntas, interrogará acerca de ciertos episodios de su vida a quienes le conocieron de pequeño, y en ocasiones pedirá consejo a los profesionales… y sentirá vergüenza de su audacia. Aunque en lo más profundo de su ser una vocecita le diga, ¿por qué no?», relata esta experta.

Herramientas para evaluarlo

Una evaluación de este tipo es un conjunto de pruebas que tienen como objetivo la comprensión global de la persona, pero para que sea completo y fiable debe constar de dos partes, según Siaud-Facchin: Una evaluación intelectual, que permite aproximarse a la inteligencia y a los recursos cognitivos disponibles, y una exploración de la personalidad, para comprender la organización afectiva y apreciar el equilibrio psicológico de esa persona. «La una no funciona sin la otra», remarca.

  1. Test para la inteligencia y el funcionamiento intelectual: 

El WAIS (Wechsler Adult Intelligence Scale). Otras pruebas, como las matrices de Cattel, la figura de Rey o el D48, enriquecen la comprensión del funcionamiento intelectual según los objetivos que persiga la evaluación. «Hacer los test que encontramos en internet es una manera lúdica de poner a prueba nuestras capacidades en determinados campos. Permiten hacerse una idea de lo que uno es capaz de conseguir, resolver y comprender, pero son solo como el esbozo de un retrato sin terminar. Son una manera de comprobar la inteligencia, pero los resultados, indicativos, no pueden confundirse nunca con un diagnóstico», advierte esta psicóloga. «La nota que se saque en los numerosos test que existen no es el diagnóstico, solo el indicio de la pista», insiste. 

  1. Test para el análisis de la personalidad.

Están los test denominados proyectivos (se proyecta una parte de la personalidad a través de las imágenes propuestas), y sobre todo el Rorschach, el famoso test de las manchas de tinta. «Este test fue utilizado durante mucho tiempo de un modo distinto al originalmente previsto, pero el Rorschach correctamente utilizado es una formidable «fotografía» del funcionamiento psicoafectivo y de eventuales fragilidades psicológicas», explica esta psicóloga. «También está el test Z, desarrollado por Zulliger, una versión más corta pero construida y analizable siguiendo los mismos criterios e igual de rica en interpretaciones», añade.

Jeanne Siaud-Facchin empezó a investigar sobre superdotados después de detectar que a su centro de Avignon para adolescentes con dificultades escolares llegaban numerosos chavales con malas notas y grandes problemas psicológicos, pero con un coeficiente intelectual altísimo. Esto le llevó a especializarse en el tema, y a escribir varios libros al respecto. Aquí explica qué hacer cuando hay un superdotado en casa.

Nos comenta que para identificarlos:

A los muy bebés ya se les notará porque tienen una mirada escrutadora, no mira el mundo, lo perfora con la mirada. Se interesan por todo, parece que «entienden» o que lo están grabando en su memoria. Luego viene la época de las mil y una preguntas, preguntas complicadas, sin interrupción… Y muchas veces, las palabras o la lectura precoz. Pero antes de los seis años no se puede diagnosticar a un superdotado. Hasta entonces es una suposición. Los test existen, pero no son fiables antes de esa fecha. Pueden dar pistas… Hacia los seis, como digo, todo se estabiliza. Y a partir de ahí, se tiene el mismo coeficiente de inteligencia a los 6, que a los 30, los 40 o los 50. Un superdotado va a ser siempre un superdotado.

Hay que explícaselo al niño  pero con terminología infantil. Al fin y al cabo, aunque sea superdotado, es un niño. En esa conversación también es importante decirle que esta condición no supone ser necesariamente mejor. Y fomentarle que tenga una buena imagen de sí mismo, confianza…

Los padres deben de  tener cuidado de no esperar más de lo que ese niño puede dar. Si se le trata bien un niño superdotado puede conseguir grandes cosas, pero tampoco es obligatorio. Muchas veces los padres reprochan a este tipo de niños no utilizar bien su inteligencia. Y esto es nefasto para el niño. Con estos pequeños se debe trabajar sobre todo la gratificación, el «lo haces bien, sigue por ese camino». Hay que tener en cuenta que son hipersensibles, por lo que nunca serán unos pequeños con un ego muy fuerte. Como dudan mucho de sí mismos, hay que reforzarles más. Esto va en contra de la intuición. Como ya son superdotados, podemos pensar que no necesitan apoyo, pero es justamente lo contrario. Educar, enseñar y acompañar a un niño superdotado todos los días es muy enriquecedor, pero requiere un esfuerzo constante.

Hay que explicar al centro que nuestro hijo tiene ciertas particularidades, y que quizá debería saltar algún curso, pero no para ir más rápido, sino para ajustar su nivel de inteligencia a la complejidad de los aprendizajes propuestos por la escuela. De otra forma corremos el riesgo de que estos niños se aburran, y empiecen a presentar problemas de actitud, a ser movidos… o a todo lo contrario, a inhibirse y a desinteresarse por todo.

 

 

Carmen Sanz Chacón

 A la hora de identificarlos dice lo que sí es general es que son niños y niñas diferentes, más maduros/as que el resto de su edad, que plantean preguntas que a veces desconciertan a los padres. Si son superdotados/as su madurez intelectual es superior a los niños y niñas de su edad, hasta el punto de que a los 4 años pueden hablar como un/a niño/a de 5 años, y a los 8 hablan y se comportan como niños/as de 10 años, pero tampoco en todos los aspectos, porque aunque razonen como más maduros/as, en algunos aspectos pueden ser más ingenuos/as que los niños/as de su edad.

También vemos habitualmente que son más sensibles y más abstraídos de lo normal, lo que les convierte en despistados. Son también más exigentes consigo mismos y con los demás, incluso a veces hasta un poco cuadriculados e intolerantes. Y necesitan tener la mente siempre ocupada, por lo que nosotros hablamos de hiperactividad mental. Es habitual también que sufran un nivel de estrés superior a lo normal, lo que genera muy frecuentemente enfermedades típicas entre los superdotados como el insomnio, la dermatitis, problemas de estómago, asma, alergias, etc…. muy relacionadas con el nivel de estrés.

Nosotros por experiencia vemos que los padres habitualmente no se equivocan, comparan con el resto de los/as niños/as de su edad, en el colegio, en el parque y hasta en el propio jardín de infancia y se dan cuenta de que su hijo/a es diferente. En estos casos lo que recomendamos es solicitar una evaluación en un centro especializado. Vale la pena averiguar las capacidades de nuestro hijo/a, tanto si es superdotado como no para poder orientarle adecuadamente, y puede cambiar completamente la vida del niño/a y evitar un montón de problemas a posteriori.

Y más adelante, ya en la adolescencia descubrimos muchos superdotados también cuando empiezan los problemas con los estudios en la ESO. Falta de motivación y desgana.

En los adultos es frecuente que nos lleguen con problemas de relación, con problemas laborales, con baja autoestima, con falta de saber qué quieren hacer en la vida, con depresiones, con problemas de ansiedad, etc… Detrás de muchos de estos problemas nos encontramos a menudo a un superdotado que no ha recibido el apoyo necesario durante su infancia y arrastra todos estos problemas a lo largo de su vida.

Para cada edad existen diferentes tipos de tests. Algunos miden sólo inteligencia lógica, pero los más usados miden además capacidades verbales, capacidad de razonamiento, memoria e incluso velocidad de razonamiento. No se trata únicamente de una prueba concreta, sino de varias pruebas de diferentes capacidades que en conjunto nos dan una medida bastante fiable del cociente intelectual.

Después de varios años trabajando con superdotados hemos observado que en muchos casos compartimos la misma problemática, y hemos ido desarrollando diferentes técnicas para desarrollar sus capacidades. El Método Darwin es el conjunto de las técnicas desarrolladas durante todos estos años trabajando con superdotados, tanto niños como adultos, y su objetivo es ayudarles a desarrollarse emocionalmente, a mejorar su autoestima y su motivación, y por lo tanto que mejoren su bienestar emocional y que aprendan a integrarse en la sociedad. También trabajamos dentro del método técnicas de estudio específico para superdotados, creatividad y desarrollo de la inteligencia.

Un/a niño/a superdotado/a no es un enfermo como a menudo se nos ha hecho creer a través de los medios de comunicación. Es un/a niño/a con capacidades especiales y con una sensibilidad especial al que tendremos que ayudar un poco más que a un/a niño/a normal, pero que no tiene que dar ningún problema si se le da la educación necesaria y se le apoya en su desarrollo emocional.

Lo que recomendamos es que se informen desde el principio con especialistas en superdotación y que si surgen problemas no duden en consultar a los expertos. Muchos dramas familiares que nos encontramos en consulta no hubieran llegado a ser problemas si hubiésemos actuado antes.

En cuanto a la educación de los niños les aconsejamos que exijan al centro escolar la educación que su hijo necesita, en la mayoría de los casos aceleración de curso. Con esta sencilla medida ya tenemos un gran camino avanzado para evitar problemas de todo tipo en el futuro.

Nos cuenta anécdota el caso de un niño de 12 años que estaba calificado como pre-delincuente y con el que tanto padres como profesores habían tirado la toalla. Llevaba más de dos años de retraso, y se sentía fatal. De hecho fue complicado evaluarle porque se comportaba como un adolescente díscolo y rebelde. Cuando lo evaluamos y descubrimos su superdotación mejoró tanto su autoestima y cambió tanto la actitud de padres y profesores que ahora mismo es un chico integrado y un buen estudiante.

A menudo nos preguntamos cuántos superdotados están siendo tratados como chicos con problemas de conducta, como hiperactivos, o incluso como discapacitados mentales, y cuántos de estos chicos están sufriendo infinitamente porque nadie les comprende y parece que no encajan en el mundo.

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