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Definición

Cada vez más, se tiende a considerar a las personas dotadas como aquellas que aprenden de forma muy diferente, lo que las distingue de las demás. Sin embargo, si no se las identifica y se toman las medidas adecuadas desde pequeñas nunca conseguirán explotar su potencial al máximo y corren el peligro, incluso, de fracasar a nivel académico y personal.

Generalmente se define a una persona con  superdotación como «aquella que cuenta con un cociente intelectual superior a 130. Sin embargo, reconocer la superdotación no es fácil. Sólo un 2 por ciento de la población infantil iguala o supera el coeficiente intelectual para ser calificado como tal y casi la mitad suelen ser calificados de  problemáticos, con bajo rendimiento académico y, en algunos casos, fracaso escolar. Con dificultades  de integración social en su entorno escolar, baja autoestima, desinterés y apatía por las clases, son algunos de los problemas a los que se enfrentan.

Un porcentaje muy alto  del alumnado con superdotación fracasa en el colegio, les genera problemas emocionales,  y todo se debe a que no existe un sistema de educación adecuado, para ellos, y a que no se les identifica en edades tempranas, por el contrario se les etiqueta; como difíciles, entorpecen las clases, o como muy buenos pues no dan ningún problema porque se acoplan.

 Vivimos en un país en el que se habla de superdotación a nivel teórico, pero no se reconoce,  ni se identifica a los/as superdotados/as,  ni a nivel educativo, ni a nivel de salud, por el contrario se les etiqueta de cualquier cosa como por ejemplo; perfectos/as, problemáticos/as, raritos/as, distintos/as, sensibles, hiperactivos/as…, o peor se les diagnostica como; déficit  de atención (TDAH), ansiedad, autista,  Asperger…, distorsionándoles más su autoestima, su identidad como persona, e incluso medicándoles, perjudicándoles gravemente.

«Muchos niños superdotados se sienten incomprendidos, se encierran en sí mismos, se revelan o  utilizan el “camuflaje” para disimular porque quieren pertenecer al grupo (incluso inconscientemente).  Muchos superdotados se ven a sí mismos como “bichos raros”, que no encajan en el mundo, se sienten solos y no encuentran su lugar, porque no se lo estamos dando. Varios sufren acoso, críticas, maltrato, bullying,  acaban fracasando escolarmente, deprimiéndose e incluso suicidándose. Ellos se sienten diferentes, buscan “su lugar” en el mundo sin entender nada y ni siquiera saber que su “problema” no es un problema, sino una característica que bien gestionada es un don. Si se detectara a tiempo, la superdotación del niño, en vez de vincularla erróneamente a una “no normalidad”, que afecta de forma negativa a la vida del niño, se obtendrían muchísimos beneficios. El desconocimiento del tema, la falta de autoconocimiento, la falta de recursos y de educación, conllevan unas consecuencias fatales, tanto para el niño como para todos nosotros». Fragmento extraído de http://tobevalue.com/al-este-de-la-campana-de-gauss/

Ya a nivel de salud, a la persona superdotada no identificada, se la puede perjudicar al equivocar rasgos de su personalidad con síntomas de enfermedades y medicarlas, distorsionándolas más y en muchos casos se enganchan a la medicación, dado su poca tolerancia a la frustración.

 

 Linda Kreger Silverman,  doctora en psicología. Fundó y dirige el Instituto para el Estudio Del Desarrollo Avanzado y el Centro de Desarrollo para Dotados (Westminster, Colorado, EE. UU.), lleva más de sesenta años dedicados al estudio de superdotación.

«Superdotación no es lo que haces o lo mucho que trabajas es lo que eres.
Piensas de manera diferente. Experimentas la vida con mucha intensidad. Te preocupan las injusticias. Buscas el significado a todo. Aprecias y persigues la excelencia. Eres extremadamente complejo. Eres muy sensible. Valoras la honradez. Decir la verdad te ha causado problemas. El 98% de la población te verá raro busca la compañía de quienes te quieren por cómo eres. No estás roto. No necesitas ser arreglado. Eres completamente fascinante.
Confía en ti mismo!!!!!!!»*

 

Javier Berché Cruz, pediatra, neurólogo y con estudios en psiquiatría, pionero y experto en personas con alta capacidad. Dice que aún perduran falsas creencias que asocian superdotación a notas brillantes, «o que estos chicos/as son ‘empollones/as’. Nos ayuda a comprender la problemática que rodea a las personas superdotadas, sus necesidades emocionales, las necesidades educacionales, los retos, la falta de profesores especializados y las consecuencias que tiene para estos chicos y chicas que no les detecten a tiempo la alta capacidad, como el aislamiento, la frustración, el aburrimiento, el fracaso escolar o la depresión. Por eso el doctor  Berché pide más implicación y ayuda de las administraciones para impedir el sufrimiento de los/as jóvenes superdotados/as.  Afirma que los/as jóvenes con alta capacidad son los grandes olvidados del sistema educativo.

Nos dice: “es falso  el hecho de decir superdotado/a igual a matrícula de honor. Puede sacar aprobaditos tranquilamente, porque si es un crío al que no le gusta trabajar… Lo de empollón/a y gafotas tampoco se ajusta a la realidad. El único mito que funciona es que suelen estar en la luna de Valencia, en su mundo.  No les hace falta empollar salvo que haya algo que les motive mucho. Tienen un razonamiento abstracto superior y deducen. Cuando empiezan realmente a estudiar hay que enseñarles, porque pasan Primaria con muy buenas notas pero sin haber abierto un libro. Los padres se dan cuenta de esto. Luego, las asignaturas de memorizar son las que menos les gustan. Ya protestan con las tablas de multiplicar, no les gusta aprenderlas de memoria. Y ‘empollar’ historia es un rollo para ellos/as. Siempre se quejan”.

Carmen Sanz Chacón, psicóloga clínica Sanitaria, especialista en superdotación y altas capacidades. Afirma que los  superdotados/as tienen una edad mental muy superior a la de sus compañeros/as de clase. Por ejemplo un superdotado/a de 8 años tiene una edad mental de casi 11 años. Por esta razón piensan diferente, juegan a juegos diferentes y se expresan de forma diferente que sus compañeros/as. Esto les lleva en muchos casos al rechazo, al aislamiento social e incluso al acoso escolar. Como consecuencia los superdotados/as pueden sufrir baja autoestima y al dejar de relacionarse con normalidad con sus compañeros/as también falta de habilidades sociales.

Otro problema habitual es la falta de motivación para los estudios que les puede llevar al fracaso escolar tanto en la ESO, como en el Bachillerato o primeros años de universidad.

Los niños suelen presentar problemas más visibles, problemas de conducta, problemas de acoso escolar, retraimiento, problemas para socializar etc… Las niñas suelen socializar mejor, disimulan más sus altas capacidades pero los problemas de baja autoestima, falta de motivación y falta de habilidades sociales suelen estar presentes también aunque menos evidentes.

Cuando un superdotado/a no recibe la atención educativa y emocional que necesita puede sufrir graves problemas psicológicos, ser diagnosticado erróneamente en los servicios de salud mental y fracasar en sus estudios. Todo ello lleva a muchas personas con superdotación a sentirse muy infelices e incluso a desear ser menos inteligentes para poder encajar mejor con el mundo. Esto es perfectamente evitable si se les ayuda para   integrarse mejor y a clarificar y perseguir sus objetivos en la vida.

Entender lo que ocurre es fundamental para poder comprenderse mucho más a uno mismo y empezar a ver el mundo de otra forma.

https://www.elmundodelsuperdotado.com/ninos-superdotados/

http://educaryaprender.es/superdotacion-intelectual-y-altas-capacidades-como-se-identifica/

https://www.fundacionelmundodelsuperdotado.es/entrevista-carmen-sanz/

Jeanne Siaud-Facchin, psicóloga clínica, psicoterapeuta francesa y fundadora de los centros de psicología integrativa Cogito’Z. Practica y enseña la meditación de plena conciencia y ha creado programas y terapias innovadoras.

Se les llama ‘superdotados/as’, pero la etiqueta no es exacta. Son muy inteligentes, pero además son muy sensibles, son personas especiales. No son triunfadores porque son demasiado listos/as para ello. Perciben y comprenden mucho antes que los demás, pero son demasiado altruistas y generosos/as como para beneficiarse.

Jeanne  explora un fenómeno que permanece oculto, el sufrimiento real y vívido que puede causar un exceso de inteligencia, los problemas de acoplamiento e identidad de esos raros seres anclados permanentemente fuera de lugar.
La mayor parte de las personas adultas en esta circunstancia, lo ignoran, nunca se han sometido a pruebas específicas y han construido con el tiempo corazas defensivas basadas en sobrevivir obviando la diferencia.

Casi nada en la vida se da en estado puro, y esta forma de ser, tampoco. Se puede tener muchas de sus características sin estar precisamente ubicado en los parámetros que han ido creándose para distinguirlos. Se trataría de una aptitud innata para la actividad intelectual que no puede ser adquirida por el esfuerzo personal. Hay personas con uno o más talentos (es decir, que sobresalen en uno o más de los posibles tipos de inteligencia), y personas superdotadas, que sobresalen en general en todos los tipos de inteligencia (polimatía), y presentan además una alta creatividad y varios rasgos de personalidad característicos.

Las personas superdotadas están más sujetas que la media a episodios depresivos, cóleras, contrariedades y sufrimientos varios porque se sienten una y otra vez, ¡sistemáticamente!, incomprendidos. No todos los superdotados son políglotas, campeones de ajedrez, investigadores de la NASA o virtuosos del piano. La mayor parte están colocados en posiciones aparentemente corrientes porque no han querido ni podido hacer uso de sus atributos excepcionales. Atributos que la sociedad desperdicia sino desprecia, cualidades que despiertan la envidia y la hostilidad de la masa.

No tener en cuenta las particularidades funcionales del superdotado/a en estas dos vertientes —la intelectual y la afectiva—, equivale a desatender a una parte de la población amparándose en ideologías anticuadas y en desconsideraciones. Ser superdotado/a no es una bendición de los dioses ni un don privilegiado ni un envidiable exceso de inteligencia. Se trata de una personalidad singular con múltiples recursos intelectuales y afectivos cuyo potencial solo podrá encuadrarse como una fuerza positiva en el conjunto de la personalidad si y solo si ese potencial es conocido, comprendido y reconocido.

https://www.jeannesiaudfacchin.com/index.php?lang=en

Jeanne Siaud-Facchin | PlanetadeLibros

Linda Kreger Silverman en la actividad que realizamos con el tema: “Consecuencias de la no identificación o, en su caso, de la identificación sólo como mera etiqueta»,  II CICLO DE CONFERENCIAS expone:

Me gustaría empezar respondiendo las preguntas que la Asociación me ha enviado.

  1. La primera pregunta era: ¿cómo podemos ayudar a la gente a entender la superdotación y que esto no está relacionado con los genes como vemos en las películas?

 

Os voy a decir qué es lo que no es un superdotado. Los medios nos dan la imagen de Sheldon, de Big Bang Theory: un hombre socialmente inadaptado, arrogante y matemáticamente muy avanzado, caucásico, americano y hombre. Solo los hombres pueden ser genios. De hecho, solo los hombres pueden ser prodigios. No hay prodigios femeninos. En 1904, el filósofo Otto Weininger afirmó que “no existían genios femeninos y que nunca los ha habido”. Y después añadía: “Y nunca podrá haber uno.Un genio femenino es una contradicción de los términos en sí, pues la genialidad es una masculinidad intensificada, perfectamente desarrollada y universalmente consciente”. Más de cien años después, la imagen que tenemos en nuestras mentes es la misma, es masculina. Y con esta definición, la mitad de la población del mundo se quedaría fuera. Estamos en un mensaje social que ha venido encarnado a lo largo de miles de años y que deja a una parte tan importante de la sociedad fuera. Otro error de percepción es que los genios o superdotados tienen que tener buenas notas. Pero ¿qué pasa cuando no existe esa motivación? ¿Qué pasa cuando hay alumnos muy motivados que tienen muy buenos resultados? Vale, pero no todos ellos son superdotados y obtener buenos resultados está bien, pero es que no tienes por qué tener una superdotación.

¿Qué pasa con los niños superdotados que tienen discapacidades de aprendizaje como la dislexia? ¿Qué pasa a aquellos niños que están en entornos escolares que no los motivan? ¿O aquellos que tienen unas pasiones en temas o áreas que no se tratan en la escuela? ¿O niños pobres o quizá en países en los que las niñas no reciben educación? Hay muchísimas razones por las que una definición basada en la escolarización no es la adecuada para detectar superdotados. Porque, además, si este es el patrón que estamos utilizando, hasta que no llegas a la escuela no te identifican, y una vez que sales de la escuela ya no puedes ser superdotado. ¿De verdad me estás diciendo que un niño que se hace preguntas existenciales no es superdotado? ¿Y aquel que sale a la vida adulta y que no es excelente en su trabajo no es superdotado? Si eras superdotado de pequeño pero luego no eres una persona famosa en tu madurez… ¿qué es que ya no eres superdotado? Esto no tiene sentido. Tenemos el error de que los superdotados tienen que tener éxito y muchas personas con éxito no tienen mucho talento. Por ejemplo, Trump. Y muchas personas superdotadas no tienen ningún interés en la fama, en el poder o en el dinero. Annemarie Roeper, por ejemplo, decía que: “precisamente porque soy tan inteligente, no soy rica. Ese no es mi objetivo”. En unos estudios que realizaron Maggie Brown y Elizabeth Peterson sobre adultos con altas capacidades descubrieron que, en sus grupos de estudio, los adultos se centraban más en las soluciones de problemas globales, más que ser ellos el objetivo de eminencia. Este objetivo para ellos era algo dañino e incluso repugnante. El éxito debería ser un objetivo para todos los estudiantes, pues no necesariamente. Hay muchos educadores de altas capacidades que pretenden identificar estas altas capacidades como buscando el potencial para tener éxito, el potencial de ser eminencias, como si tuviéramos una bola mágica. Muy poquitos de los miles de superdotados del mundo acaban siendo personas exitosas. Hace 25 años escribí: La eminencia es un juego de hombres, basada en un juego de poder jerárquico dirigido por la competición, una especie de guerra de hombres en la que el vencedor obtiene una plaza en la historia. Y esta es una plaza y esta es una guerra en la que las mujeres no pueden participar. Pero incluso ahora que sí que parece que podemos participar, no estamos en igualdad de condiciones. Seguimos teniendo predominantemente hombres blancos en estas posiciones. Necesitamos tener una comprensión diferente, por lo tanto, de qué es la superdotación. La Asociación ENOL define una persona superdotada como aquella que obtiene un cociente intelectual de 130. Vale, estoy de acuerdo. El Gifted Development Center ha identificado un número significativo de diferencias en las características de los niños con un cociente intelectual de 130, un 98 % más alto con dos desviaciones estándares sobre la media. No se encontraron diferencias entre los niños que tenían un cociente intelectual entre 90 y 129 y encontramos un cociente intelectual igual, una proporción igual entre niños y niñas. De hecho, esta es la única manera de detectar a las niñas. Hemos encontrado niñas con etnicidades muy diversas con unas puntuaciones asombrosas. No obstante, sigue sin haber un acuerdo general sobre estas cifras. En los Estados Unidos valoramos como superdotados las personas que tienen un cociente intelectual de 120. Y sí, aquí tenemos a personas con alto rendimiento, pero no tienen por qué ser superdotados, no tienen por qué estar sufriendo esta situación, estas diferencias y sintiendo esta sensación de no ser apropiados. Si miramos al otro lado de la tabla, la parte más baja, las personas con el 2 % de desviación por debajo de la media, sí que se detectan como necesidades especiales, pero ¿por qué no se hace arriba, en la parte superior? Bueno, pues detectamos que solo este 2 % inferior necesita educación especial, porque son solo ellos los que no encajan en el funcionamiento de la sociedad. Pero eso pasa también en la parte alta. Solamente en los extremos, ese 2 % en cada una de las direcciones son los que marcan la diferencia entre el individuo y la media, y estos son los que deberían recibir una educación para necesidades especiales. ¿Y qué es diferente? Bueno, los superdotados no se sienten capaces de encajar, son demasiado complejos, demasiado profundos, demasiado morales, demasiado guiados. Son demasiado para la sociedad. Siempre están ante el peligro de que estas diferencias les estén haciendo la vida difícil. Tienen una baja autoestima. Pueden ser discriminados. Intentan entender la necesidad de significado de su existencia. Es difícil para ellos hacer amigos porque sus intereses son muy diferentes de los de otras personas de su misma edad. Los valores también. Se sienten apasionados por las injusticias. La superdotación es interna, no es externa, es quién eres no lo que haces, y no tiene nada que ver con los logros, con el éxito o con el potencial. Estos son solamente los elementos externos, pero es la forma de ser, es su esencia. Es esa búsqueda de significado de la verdad, de sabiduría. Es luchar frente a las grandes preguntas.

 

  1. La siguiente pregunta era: ¿por qué los superdotados son tan perfeccionistas?

 

Este es uno de mis temas favoritos. No es del todo malo ser perfeccionista, tiene una parte positiva y otra negativa, claro. El perfeccionismo positivo es: ¿de que eres capaz? ¿A qué puedes llegar? Y el negativo está más centrado en tus fallos, en tu fracaso. El perfeccionismo viene con los superdotados. Creo que todos los superdotados que yo he conocido son perfeccionistas en algo, incluso aunque solo sea en qué boli van a elegir para escribir un cheque, para firmar un cheque. Intentan crear belleza y esto les satisface. Se centran en lo que quieren hacer. Todos somos perfeccionistas, como en las Olimpiadas, porque queremos que sea un juego perfecto. Pero claro, no nos parece bien ser perfeccionistas en temas que no nos parecen importantes. Lo que tenemos que hacer es aceptar y valorar este perfeccionismo y ver qué es lo importante de cada área.

 

  1. La tercera pregunta era: ¿por qué los superdotados a veces se sienten inapropiados?

 

Las razones pueden ser muy variadas y puede haber un problema de aprendizaje. Puede haber unos padres que nunca están satisfechos o las escuelas que nos dan montañas de deberes y los alumnos sienten que no hay manera de llegar a ello. No le dejan espacio a la creatividad. O simplemente tienen tanta fantasía que tampoco hay espacio para ella, o empatía que quieren cuidar de todos, de todo el mundo. Las súper mamás tienen esa sensación constante de no ser suficientes, de no ser adecuadas. Los superdotados sienten el dolor del mundo y se sienten inadecuados porque no pueden encontrar una solución.

 

  1. Otra pregunta que me hacían era: ¿por qué tienen tan baja autoestima?

 

Hace 42 años, cuando creamos el centro, realizamos un test de autoestima y tenemos más de 65.000 resultados y hemos visto que los niños sin altas capacidades tienen una autoestima más o menos similar, mientras que los superdotados suelen tenerla más baja. Cuanto más alto es el coeficiente intelectual del niño, más baja es su percepción. Especialmente nos encontramos con estas situaciones cuando las escuelas en las que estaban se centraban en sus debilidades y no en sus fortalezas, y estos niños se sentían avergonzados y su autoestima se veía dañada. Muchos de los niños que evaluamos sí tienen unas altas valoraciones globales, cuando existen estos altos resultados nos encontramos cuando tienen buena una buena conexión con sus padres y cuando tienen unos compañeros que los apoyan, mientras que los otros necesitan a menudo asistencia psicológica.

 

  1. ¿Qué pasa cuando no se reconoce la superdotación?

 

Estos niños y estos adultos sufren cuando no se identifica la superdotación y acaban encontrando sus propias etiquetas: “roto”, “inaceptable”, “loco”, “raro”…Desarrollan una autoestima muy baja, no desarrollan su potencial porque no sienten que lo tienen, no tienen objetivos ambiciosos porque no tienen esa sensación de que pueden hacerlos, aprenden a infravalorarse porque nunca se les presentó un trabajo, una tarea que realmente supusiera un reto para ellos y los motivara. En los Estados Unidos desarrollamos un estudio y vimos que el 15 % de los niños con un alto potencial estaban en el 3 % del cociente intelectual. Muchos individuos que no han sido identificados son excepcionales, pero detectaron que eran unos alumnos medios, sin más. Y una gran parte, muy importante, hemos visto que muchos de estos niños sí que deberían haber tenido un diagnóstico dual: que eran superdotados y algo más. Una alta inteligencia también puede desembocar en muchos problemas, problemas que no se pueden o que no se han diagnosticado. Imagínate ser disléxico y solo ser capaz de descifrar el 25 % de las palabras pero entender el 60 % del contenido. Es fantástico, ¿no? Hay niños con problemas de audición que son capaces de leer los labios. Niños que tienen una visión doble que son capaces de anular uno de los ojos. Esta compensación, esta capacidad que tienen es increíble. Pero los niños no perciben esta maravilla, porque “¿cómo voy a saber cómo tiene que ver otro niño o cómo se oye?”. Uno de los niños que enviamos a un oculista dijo: “Oye, mamá, es increíble lo fácil que es darle a la pelota cuando solamente ves una”. Los adultos ni siquiera los tenemos identificados, es que ni siquiera piensan que son inteligentes, no saben qué es lo que les pasa. Sienten que no piensan como los demás, que no sienten como los demás. Están enfurecidos con las injusticias del mundo, pero no encajan en el mundo. Son invisibles. Ellen Fiedler en su libro Bright Adultos escribió en uno de sus capítulos: Érase una vez un joven estudiante con energía e inteligente, lleno de entusiasmo. Se fue hacia un futuro lleno de posibilidades pero, poco a poco, las nubes de la confusión y de la desesperación empezaron a acecharle como si fuera un banco de niebla y, después de un tiempo, todo el potencial que había brillado tan intensamente parecía desaparecer. Nada de aquello se podía ver, incluso aunque seguía estando ahí, estaba ahí escondido de toda visión. Hay muchas razones y mucho muy complejas, por las cuales personas superdotadas no brillan. Si están en un programa que no les motiva, que no les supone dificultades ni un reto. A algunos no solamente no detectan su don, sino que les dan más trabajo y los otros niños, pues probablemente los mirarán mal, les dejarán de lado. Puede que a algunos ni siquiera se les identifique y se les motive y desaparecerán. Estos niños desaparecen. Son capaces de imitar a los demás y aprenden enseguida cómo fusionarse con el entorno. Muchos alumnos son parcialmente invisibles, ahora me ves, ahora no. Pueden sabotearse para ser parte del resto. Pero da igual cuánto se escondan, incluso de sí mismos. Son diferentes y lo seguirán siendo. Cuando la superdotación se ve como quién eres y no qué es lo que haces, es que no puedes escapar de ella… 6. La siguiente pregunta es: ¿por qué muchos superdotados acaban terminando siendo adictos? Bueno, a menudo vemos que los superdotados intentan adormecer este tumulto que sienten por medio de adicciones. Ellen Fiedler también mencionaba que “los invisibles” encuentran la vida diaria muy difícil porque ven demasiada injusticia, demasiados problemas, tienen una intensidad muy alta, una empatía y una sensibilidad demasiado alta. La pobreza, el hambre, las guerras sin sentido, la humanidad que se hace daño mutuamente, el entorno, el medio ambiente, las luchas de poder… Todo esto es demasiado para ellos. Y buscan refugio de este dolor con adicciones como las apuestas, la bulimia, las drogas. Las adicciones también pueden ser una forma de interactuar. Como la obsesión, por ejemplo, ya que estaríamos en algunos casos relacionándolo con el espectro de TDAH. Quizá para huir de su historia familiar de alcoholismo.

 

  1. ¿Por qué es difícil para los superdotados seguir los estudios curriculares?
  2. ¿Por qué algunos de ellos tienen unos resultados tan bajos e incluso después acaban siendo agresivos?

 

Creo que están relacionadas las dos preguntas porque nos encontramos con superdotados sin haber diagnosticado su TDAH. Esto pasa en hombres y mujeres, tanto en adolescentes como en adultos. El TDAH no es la incapacidad de estar atento. No. Los superdotados tienen una capacidad increíble de hipercentrarse. Tienen las mentes hiperactivas, se pueden centrar mejor que la mayoría de las personas durante más tiempo, pero solos no se pueden obligar a centrarse en algo que realmente no les interesa. No muestran una hiperactividad física. Tienen unas mentes hiperactivas. Incluso cuando parecen estar en calma, internamente están muy activos. Son incapaces de apagar sus mentes cuando se van a dormir. Tienen una capacidad de hipercentrarse cuando se concentran y esto hace que sea muy difícil detectar su TDAH. Tenemos en la mente que un niño con TDAH no se puede estar quieto, pero no, en este caso en los niños superdotados no es así. Los adolescentes y los adultos quizá estén simplemente dispersos o a veces demasiado implicados y sean incapaces de terminar un proyecto, no hagan buenas relaciones, no establezcan buenas relaciones o buenas elecciones en sus relaciones personales. El Dr. William Dodson afirmó que los médicos utilizan unos criterios para diagnóstico que derivan en errores de diagnóstico y de tratamiento, especialmente para los adolescentes más mayores y para los adultos. Se da por hecho que solamente se da el TDAH principalmente se da en los niños, pero no es así. Él afirma que hay tres elementos que definen el TDAH en adultos: un sistema nervioso basado en intereses, una respuesta emocional muy intensa y una disforia de rechazo sensorial. Muchos adolescentes y adultos son incapaces de sacarse una idea de la mente. Tienen pasiones y emociones muchísimo más intensas que el resto. Hay elementos que desatan estas emociones y se pueden sentir avergonzados por ellas. La disforia es también un factor del TDAH que se encuentra entre el 98 % y 99 % de adolescentes y adultos, disforia de rechazo sensorial. Son altamente vulnerables a la crítica, al rechazo. Incluso aunque esto esté solamente en sus mentes, sienten un tremendo dolor ante el fracaso. Y cuando se externaliza esta reacción emocional puede verse como furia, como ira. De hecho, un alto porcentaje de las personas que han ido han sido sentenciadas a un tratamiento de gestión de la ira, habían sido diagnosticados con esta patología.

 

  1. 9. ¿Y cómo podemos ayudarles a controlar su frustración, estos miedos que se les desbordan?

 

Bueno, pues es que esto parece encajar perfectamente con esta población y el Dr. Dodson afirma que esto no se soluciona con terapia, que necesitan fármacos alfa agonistas y estimulantes. De esta manera, con este tratamiento, sus pacientes sentían que obtenían un escudo emocional, que ya no sentían esas heridas que les enfadaban de tal manera, y en lugar de tener varios pensamientos simultáneos los tenían de uno en uno.

 

  1. La décima pregunta es: ¿Los superdotados sufren más bullying? ¿Y por qué?

 

 Bueno, en un estudio muy reciente se vio que los superdotados recibían más a menudo motes si lo hacían bien, pero incluso más si fallaban. Los motes, las burlas, también forman parte del bullying. En un estudio en 432 alumnos de octavo en 11 estados se descubrió que dos tercios de los niños superdotados sufrían bullying. Y más de 10 % eran víctimas de un bullying repetido. El 72 % de los estudiantes de instituto recibían motes en comparación con un 40 % del grupo de control. Y esto tenía un efecto muy negativo sobre los niños superdotados. Acoso, burlas, bullying, ostracismo… Todos estos comportamientos florecen en las escuelas en las que tienen un entorno muy competitivo y en las que los superdotados no se aceptan. En las escuelas en las que tienen una política muy fuerte contra el bullying, esto no pasa así. Y en escuelas para superdotados, cuando se reúnen estos niños con características similares, este comportamiento simplemente no existe.

 

  1. ¿Cómo podemos ayudar a aquellos que tienen demasiada empatía?

 

Los superdotados tienen una naturaleza empática, sienten los sentimientos de las otras personas, el sufrimiento, y es para ellos muy importante recordar que tienen que ponerse su propia mascarilla de oxígeno antes de ayudar a otros. Es importante que valoren cuál es su energía y ver que no están creando dependencia en las otras personas en su ayuda. A veces se tendrán que preguntar: ¿confió en esta persona?, ¿podré ayudarle?, ¿estoy ayudando de verdad o estoy aumentando su problema y su falta de capacidad? También hay que enseñarles a marcar las fronteras, tienen que empezar cualquier relación con el pensamiento: ¿esta persona añade a mi energía o me la está robando? Somos campos de energía y nuestra energía tiene que ser recargada, rellenada. Pregúntate tan a menudo como sea posible, ¿para qué tengo energía ahora mismo?, ¿hasta dónde llego? Y esto hace que tu conocimiento interior y tu intuición entren en acción. Y esta es la práctica del mindfulness, el agradecimiento y la relajación son importantes para estos niños.

 

  1. Otra pregunta era: ¿por qué los superdotados son tan autocríticos?

 

Esto también viene de la mano de la superdotación. Creo que tenemos que marcarnos una nueva ley de oro: trátate igual que te gustaría que otros te trataran. Si te estás diciendo que eres un estúpido, unidiota todo el tiempo, pues no te sorprendas si otras personas también te lo dicen. Es terriblemente desagradable. Deberíamos estar prestándole mucha atención a los mensajes negativos que nos estamos lanzando constantemente y ver lo mal que nos tratamos a veces. Háblate con amabilidad en tu mente, hazlo igual que hablarías con tu mejor amigo. Tenemos que ser ejemplos para nuestros hijos, tenemos que ser agradecidos con nosotros mismos, tenemos que valorarnos y hablarnos bien.

 

  1. ¿Cómo podemos ayudar a los niños superdotados a sentirse bien, a sentirse felices de quiénes son, percibirse de manera positiva?

 

Bueno, buscar amigos, compañeros superdotados como ellos, ser sus animadores. Mira, mi reloj inteligente es mi animador, me está felicitando por objetivos que ni siquiera me he marcado, por moverme, por dormir, por hacer ejercicio. ¡Tengo una cheerleader personal aquí! Valora a tus hijos por lo que son, quiérelos incondicionalmente, sé su modelo. ¿Qué mensajes les estás diciendo? ¿Qué mensajes están percibiendo de ti? Enséñales a que se enamoren de ellos mismos. Hay muchísimos recursos disponibles para ayudar a los superdotados a identificar sus bondades. El Institute for the Study of Advanced Development, del cual somos nosotros parte, publica una la única revista profesional sobre esta área, que se llama Advanced Development. Y pretendemos explicar con ellos el don de la superdotación. Este año cinco de los escritores de esta revista han acordado ofrecer cinco sesiones entre mayo y agosto, el tercer jueves de cada mes. Se están grabando y cualquiera que esté interesado puede acceder a ellas. El coste es mínimo porque pretendemos dar a conocer esta revista y es una manera de conectar a los adultos superdotados. También hay muchos libros sobre la superdotación que puede ayudar a los adultos a explorar su dirección moral, su excepcionalidad, su sentido, su pasión, sus intereses, su capacidad de buscar soluciones y todas estas típicas características de los superdotados. Y os recomiendo el libro de Ellen Fiedler, Bright Adults, la pertenencia y exclusividad a lo largo de la vida. Nuestro centro tiene también una escala de valoración para adultos que os podéis encontrar en nuestra página web y creo que es muy útil para la identificación propia.

 

  1. Y la última pregunta que me preguntaron es: ¿Cómo hacer que la educación tenga sentido para los niños superdotados?

 

Me gustaría mostrarles algunas diapositivas para responder a esta pregunta, así que voy a compartir mi pantalla. ¿Por qué debería preocuparme sobre los superdotados? Los individuos cuyos dones se han descubierto y se han cultivado son como afloramientos de piedras preciosas, de rocas preciosas, mientras que las grandes reservas del talento humano están todavía sin descubrir. Esto lo escribió Gardner en su libro Excellence: Can We Be Equal and Excellent Too? (¿Podemos ser iguales y excelentes?). La superdotación es principalmente invisible. Aquellos que consiguen grandes resultados son los que se pueden ver, pero representan solamente la punta del iceberg. La mayoría está todavía oculta. La superdotación no trata sobre el potencial para el éxito. Trata de la sabiduría, la autenticidad y la integridad. Necesitamos cultivar y valorar estos valores. La sabiduría depende de la habilidad que tenemos de tomar la perspectiva de los otros y esto se asocia a la superdotación. Si queremos líderes sabios más que populares y exitosos, necesitamos alimentar este segmento de población que ahora mismo estamos dejando de lado. La persona de fuera: muy pocas personas lo entienden. Pocos entienden el don de la superdotación, el estatus del externo en una sociedad que sospecha el recelo de los externos. Cuando buscamos talentos en lugar de superdotados, la lente la ponemos en lo que podemos hacer y no lo que somos en nuestra totalidad. Cuando cambiamos el foco del exterior al interior vemos el complejo mundo interior del niño. Nadie intentaría cortar el crecimiento de un niño y, sin embargo, esto es lo que los sistemas educativos hacen, ser ciegos a las diferencias individuales de los niños. Las sociedades humanas han limitado drásticamente la realización de los individuos. En nuestro afán por creer que tenemos una inteligencia igual estamos discriminando a los superdotados. Si no somos capaces de admitir la existencia de la superdotación y no les ofrecemos unas condiciones educativas adecuadas, su aprendizaje y sus necesidades emocionales quedan sin atender. La igualdad es darle a todo el mundo un zapato. La equidad es darle a cada uno el zapato que mejor le cabe. Todo el mundo merece iguales oportunidades, pero esta igualdad de oportunidades no tiene por qué querer decir resultados iguales. No podemos establecer los mismos objetivos educativos para todos los alumnos. Eso sería tremendamente inapropiado para todos los alumnos que aprenden más rápido o más despacio que la media. El objetivo para un niño puede ser leer, para otro puede ser escribir libros. Un alumno puede necesitar suficientes matemáticas para gestionar su economía como adulto, mientras que otro puede necesitar una exposición a las matemáticas más avanzadas para poder descubrir nuevas fuentes de energía. Como educadores no estamos en el negocio de crear autómatas idénticos. Es aburrido ser todos iguales. La diversidad es necesaria, incluida la intelectual, para la gran variedad de responsabilidades que tenemos en el mundo. Algunas tareas requieren una un nivel de inteligencia asombroso, y colocar a todos los alumnos en el mismo programa, con los mismos objetivos de aprendizaje, indistintamente de su nivel y su capacidad no tiene sentido. Muchos niños superdotados sufren la escuela. No aprenden nada. ¿Eso es justo? Cuando se les obliga a adaptarse a un molde en el que no encajan, los niños superdotados ven sus diferencias como una desventaja. Hay muchos caminos hacia la excelencia. Si la excelencia es nuestro objetivo, tenemos que identificar todos los caminos que los individuos pueden adoptar para alcanzar sus objetivos. Y tenemos que honorar su exclusividad. Tenemos que alimentar y valorar la excepcionalidad de cada uno de los niños, y esta es la mejor manera de ayudarles a llegar a la excelencia. Tenemos que apoyar su intensidad, sensibilidad, pasión, curiosidad, autonomía y complejidad. Los superdotados son el único grupo con necesidades especiales que pueden hacer como si fueran igual que los demás. La mayor parte de los superdotados dedican una enorme cantidad de energía a intentar esconder sus diferencias, sabiendo que no son iguales que el resto. En lugar de sentirse mejores que el resto porque son inteligentes, a menudo sienten que sus diferencias les hacen defectuosos y encajar es tan importante que este grupo de niños se siente obligado a ocultar sus habilidades y no a desarrollarlas. No debería ser así. Nadie debería sentirse avergonzado por ser diferente. Los superdotados merecen la misma protección en las escuelas que el resto de grupos diversos. Su diversidad tiene que ser reconocida. Las escuelas deberían ser seguras emocionalmente para ellos y deberían ser capaces de estar seguros y convencidos. Se pretende que los niños superdotados estén esperando a que los demás aprendan, pero se les pide que ralenticen su forma de aprendizaje,su nivel de aprendizaje, para que los compañeros y los profesores se encuentren mejor. Aprenden a ser menos de lo que podrían ser, a deslizarse sin tener que esforzarse, a rechazar sus talentos y al final a sacrificar sus sueños por unos objetivos más sencillos. Esta pérdida de potencial dramática no solo afecta a los alumnos, sino a toda la sociedad, porque hemos perdido todos los dones con los que podrían haber contribuido hasta ahora. Hay muchísimos, innumerables casos de superdotación que han desaparecido, niños cuyos talentos se han perdido, por no haberlos detectado y no haberlos alimentado. Nunca sabremos cuánto talento se ha perdido ya por no haberlo detectado y no haberlo alimentado. Tampoco podemos valorar la magnitud de esa pérdida para el mundo. La música que nunca se ha compuesto. Las respuestas médicas, los tratamientos que nunca se han descubierto. Las estrategias políticas que podrían haber evitado una guerra. ¿Por qué deberíamos identificar los superdotados, darles una educación apropiada, acompañarlos de compañeros iguales y ayudarles en su desarrollo motivacional? Pues porque los superdotados son nuestra esperanza para el futuro. Durante la pandemia, los países con superdotados, con personas con altas capacidades protegieron a sus poblaciones. Fijaos en el Reino Unido… ¿cuántas muertes hubo? ¿Por qué no tenían un liderazgo dotado? Los superdotados son los que nos protegen, los que nos deberían liderar, los que protegen el planeta y hacen que pueda ser habitable. Son ellos los que tienen la habilidad de ver esa imagen más amplia y tienen la sabiduría de entender las consecuencias de nuestras acciones con empatía. Son ellos los que valoran el valor de la humanidad.

 

What, then, is giftedness?

The ENOL Association states that a gifted person is generally defined as “one with an IQ greater than 130.” I agree. Gifted Development Center has documented significant differences in the number of characteristics of giftedness endorsed by parents of children at 130 IQ, the 98th %, 2 SD above the mean.  No differences were found from 90 to 129 IQ. IQ tests find an equal percentage of boys and girls, and were the only way giftedness in females was discovered. Girls from various ethnic backgrounds have attained some of the highest recorded IQ scores. However, there is little agreement among academics worldwide about who should be considered gifted.

 

In the United States, the trend has been to broaden the definition to around 120 IQ, the top 9 or 10 percent. This is the range of high achievers. Children in the 120 – 129 range are academically talented, but they do not experience the qualitative differences of the gifted population. This is not surprising if we look at the other end of the IQ continuum. Children 2 SD below the mean, at around 70 IQ, are identified as needing special education worldwide. They have different needs from early childhood through adulthood. Children at the lower 10% are not a special needs group, because their experiences are not significantly different from the rest of the population. Children in the top 10% fit in socially, are selected as leaders by the other students, and are very similar to the rest of the student body. It is only at the extremes, 2% in either direction, where the differences between the individual and the average are so great as to qualify as special needs.

 

Giftedness is the experience of being different. The gifted don’t fit in because they are too sensitive, too intense, too complex, too deep, too moral, too driven, and too much for other people! The gifted are at risk throughout their lives because of their innate differences. Most gifted children hide their abilities, which leads in inauthenticity, inner conflict, even self-alienation. A prescription for loneliness. They try to understand the meaning of their existence, while others their age are trying to figure out how to read. Making friends is difficult for them. Their interests are different from their agemates, and so are their values. They are passionate about injustices others don’t even notice.

 

Giftedness is internal, not external. It is who you are, not what you do. It has nothing to do with achievement or success or potential. Those are just external trappings. It is a state of being.  It is the search for meaning, truth, beauty, congruity, wisdom. It is about wrestling with the big questions of life.

 

 

  1. Why are the gifted so perfectionistic?

 

                Perfectionism is not all bad. It has positive and negative aspects. Positive perfectionism leads to striving for the best you are capable of, even if your first attempts fail. Negative perfectionism is fear of failure and the inability to overcome that fear. Perfectionism comes with the territory of giftedness. I have found that all gifted people are perfectionistic in something—even if it’s only in the pen they use to write their checks. The gifted love beauty. They strive to create beauty and find it emotionally satisfying. “Good enough” just isn’t worth doing, unless it’s something you don’t want to do. We are all perfectionists when we watch the Olympics. But we pathologize perfectionism when the gifted apply Olympian determination to activities we deem “unimportant.” I believe that you can neither cure nor create perfectionism. Instead, you need to channel it by learning to set priorities and focusing that perfectionistic drive on what is most important to you.

 

  1. Why do gifted individuals sometimes feel inadequate?

 

                Feelings in inadequacy can have many causes. The person could have a hidden learning disability. Or a disapproving parent who is never satisfied. Or be in a school that piles the homework for bright students higher and deeper, so that the student feels there is no way to catch up. Or have so many interests and creativity that there isn’t enough time to keep up with it all. Or have an omnipotent fantasy, feeling responsible for taking care of everyone else without taking care of herself. Supermoms are plagued with feelings of inadequacy that there isn’t enough of them to go around. The gifted have greater awareness of, and concern for, the suffering in the world and they feel inadequate that they can’t solve all the world’s problems.

               

 

  1. Why do some gifted youth and adults have low self-esteem?

 

From the day I started Gifted Development Center, 42 years ago, we have always given a self-concept test along with every IQ test. We’ve collected data on the self-esteem of nearly 6,500 gifted children. We found that children who were in the mildly gifted range had fairly even self-esteem across all areas, whereas highly gifted children rated themselves higher on scholastic self-concept and substantially lower on their ability to make friends. The higher their IQ, the more difficult it is to find others who accept and appreciate them.

 

Twice exceptional children often had low scholastic self-esteem, especially when they were in schools that focused on their weaknesses instead of their strengths. Gifted children with ADHD frequently suffer from shame and low self-esteem. Most of the children we tested have high scores in Global Self-Worth, a general measure of self-esteem, which we see when there are strong bonds between the parents and the child. When children have low ratings in Global Self-Worth, they are at-risk and need counseling.

 

 

  1. What happens when giftedness is not recognized?

 

These individuals suffer. When we do not identify their giftedness, they come up with their own labels for their differences: “flawed,” “broken,” “unacceptable,” “crazy,” “weird,” etc. They develop low self-esteem. They do not fulfill their potential because they lose confidence. They settle for less ambitious goals than they are capable of because they have never learned what they are capable of doing. They learn to underachieve, because they have never had to tackle any work that was truly challenging. They learn to tune out. Some use their gifts in antisocial ways. In a study we conducted in the United States, we found that 15% of the youth in juvenile detention tested in the top 3% on an IQ test, five times the number that should have been discovered if intelligence was randomly distributed in that group (Harvey & Seeley, 1984).

 

                Many unrecognized gifted individuals are actually twice exceptional. Neither their giftedness nor their disability was identified or dealt with appropriately. They are seen as average students who don’t apply themselves and are blamed for their lack of success. While a great deal has been written about the misdiagnosis of gifted children, there are also many gifted children and adults who should have had dual diagnoses:  giftedness and something else that gets in the way of their being able to use their gifts.

 

High intelligence can mask many problems in childhood, such as dyslexia, which may not be diagnosed until adulthood. Only being able to decode 25 percent of the words, gifted children with dyslexia may grasp at least 60% of the meaning of what they read through context clues. Children with severe hearing deficits learn to read lips. Children who see double learn how to suppress their vision in one eye. Often these compensations occur at an unconscious level so that the child is unaware that there is a problem. After all, how do you know how other people see or hear? One child we sent to an optometrist for a vision evaluation and vision therapy said to his mother, “It’s amazing how much easier it is to hit the ball when there is only of them!”

 

                In adulthood, the vast majority of gifted people are not identified. They do not think of themselves as smart. They think something is wrong with them because they do not fit in. They don’t think like other people. And they don’t feel like other people. They are irate about injustices others ignore. In her book, Bright Adults, Ellen Fiedler calls them “The Invisible Ones.” Her chapter on this group begins:

 

Once upon a time, an insightful, energetic, and talented youngster, full of promise, filled with enthusiasm, headed off into the sunshine days filled with possibilities for the future. Little by little, clouds of confusion and damp despair rolled in like a fog bank, and after a while, all the potential that had shone so brightly seemed to disappear; none of it could be seen clearly any more, even though it was all still there, hidden from view. (Fiedler, 2015, p. 183)

 

There are many complex reasons why so many gifted people are invisible. Being in an unchallenging program co-opts their motivation and their advanced abilities seem to fade. Some learn that if they reveal their gifts, they will only be given more work to do, and it will prevent them from finding friends. The other students will resent them. They consciously choose invisibility to protect themselves. Some were never recognized, encouraged or nurtured in the first place. Girls often disappear as soon as they enter school. They have the ability to imitate others and they quickly learn how to blend. Some gifted individuals are only partly invisible. “Now you see me, now you don’t” (Fielder, 2015, p. 183). They may sabotage themselves to show that they aren’t gifted after all. But no matter how much they hide, even from themselves, they are still gifted. When giftedness is seen as who you are instead of what you do, you cannot escape from it.

 

 

 

  1. Why do some gifted youth and adults become addicted?

 

                Jim Webb (2013) points to disillusionment as the main reason why gifted people may choose to numb themselves through drug or alcohol abuse. They may be disillusioned with dissatisfying relationships or jobs, or the lack of direction of their lives. Ellen Fiedler (2015) adds that Invisible Ones find daily living extremely difficult because they see too much that saddens them. Their heightened intensity, sensitivity and awareness of what is wrong in the world—“hunger, poverty, senseless wars, people’s inhumanity to one another, lack of concern for the environment, abuse of power” (p. 201)—is overwhelming. They may seek refuge from their pain and sadness through addictive behavior (gambling, overeating, compulsive shopping, videogames, substance abuse, etc.) Addictions can also be an interaction of giftedness with other factors, such as impulsivity or obsessiveness related to ADHD or spectrum issues. Or family dynamics, such as a family history of alcoholism.

 

 

  1. Why is it difficult for some to focus on curricular studies, especially in adolescence and young adulthood?
  2. Why do some have a low tolerance for frustration or become aggressive?

 

I see both questions as related to undiagnosed ADHD. ADHD presents differently in the gifted than it does in the general population, as well as differently in males and females, and in adolescents or adults compared with children. ADHD is not an inability to attend; it is inconsistent attention. Gifted adolescents and adults have an amazing ability to hyperfocus when they are engrossed. Then the world disappears; they can focus better than most people for longer. This is their saving grace. However, they cannot command themselves to focus on curriculum or anything that does not interest them. Instead of showing physical hyperactivity, the gifted have hyperreactive minds. “Even when they look calm and sedate, they are usually churning inside” (Hallowell & Ratey, 1994, p. 178). They have difficulty turning their minds off to go to sleep. Their ability to hyperfocus when they are engaged, and their invisible hyperreactive minds, both make ADHD very difficult to detect in the gifted.

 

Most people picture ADHD as hyperactive little boys, who can’t sit still or focus. Girls are much more able to control their activity levels. They tend to be spacey, more likely to have the inattentive type of ADHD. In adolescence and adulthood, they may be scattered, overcommitted, incapable of setting priorities, unable to finish projects. They may make poor choices in relationships (Solden, 1995). Gifted girls with ADHD are often overlooked.

 

Dr. William Dodson (2018) argues that clinicians use criteria to determine ADHD in children “that has led to misdiagnosis, misunderstanding, and failed treatment for: older teens, adults, and the elderly…[assuming] it equates with hyperactivity and poor focus, mostly in children. They are wrong” (p. 3). Dodson maintains that there are three defining features of ADHD in adolescents and adults:

 

  1. An interest-based nervous system
  2. Emotional hyperarousal
  3. Rejection sensitivity

 

An interest-based nervous system means that they cannot concentrate unless they are engaged. Emotional hyperarousal is an overflow of emotional reactions. It is difficult for gifted adolescents and adults with ADHD to get over something once they are upset.  They cannot shake certain thoughts. They can’t turn their brains off and relax.  They have passionate emotions, much more intense than others. They have intense moods triggered by events that resolve very quickly. As a result of harsh internal dialogues, they can become consumed with shame.

 

Rejection Sensitive Dysphoria (RSD) is a little-known facet of ADHD. Dodson (2018) claims that “98-99% of adolescents and adults with ADHD acknowledge experiencing RSD” (p. 8). RSD is intense vulnerability to being teased, criticized or rejected. It is extreme pain at the failure to meet one’s own or other people’s expectations. When the emotional response of RSD is externalized, it can look like a flash of rage. “Half of people who are mandated by courts to receive anger-management training had previously unrecognized ADHD” (Dodson, 2018, p. 7).

 

 

  1. How can we help them to control their frustrations, overflowing feelings, excessive self-criticism and aggressiveness?

 

Many of these symptoms sound like RSD. Dr. Dodson reports that RSD does not respond to therapy. He prescribed alpha-agonist medications, like guanfacine and clonidine, often in conjunction with stimulants (Adderall or Ritalin). He reported that with treatment, his clients felt like they had emotional armor. Things that previously would have wounded or enraged them bounce off without injury. Instead of having several simultaneous thoughts, they now have one thought at a time.

 

 

  1. Do the gifted suffer more harassment and bullying? If so, why?

 

In a recent cross-cultural study of the gifted, teasing and name calling were reported frequently (J. Cross, et al., 2019). Some were teased if they did well, and even more if they failed to be the best in their class. Teasing is a form of bullying. In a study of 432 gifted eighth graders in 11 states, Peterson and Ray (2006) found that 2/3 experienced bullying, and more than 10% were victims of repeat bullying. Pfeiffer and Prado (2018) report that 72% of gifted high school students were called names compared to 40% of the comparison group. Gifted students were also teased more frequently than non-gifted students, which had a negative effect on self-esteem and feelings of belonging. 

 

                Teasing, bullying, harassment, ostracizing, ignoring, and other harmful behavior toward the gifted flourish in school situations that are highly competitive, and where individual differences are not accepted. In schools with strong “No Bullying” policies, where such behaviors are not tolerated, they are not as evident. And in schools for gifted, where these children are congregated with others like themselves, this behavior is virtually non-existent.

 

 

 

 

 

  1. How can we help those who have too much empathy and difficulty setting limits?

 

The gifted tend to be empathic by nature. They feel other people’s feelings and want to reduce their suffering. It is important for them to remember to put on their own oxygen masks before helping others. Sometimes they not only exhaust their own energy, but they may inadvertently create dependency of other people on them to rescue them and solve all their problems. At times, they need to ask themselves, “Do I trust this person to be able to solve his own problems?” “Am I really helping or adding to this person’s feelings of inadequacy?” Empathy makes it difficult for them to set boundaries. They should examine every relationship with the question, “Does this person give me energy or drain my energy?” Energy drains should be avoided. We are energy fields and our energy needs to be replenished for us to fulfill our missions. Ask yourself as often as possible, “What do I have the energy to do right now?” That invites your Intuition and Inner Knowing to guide you.  Mindfulness and self-care are important practices for gifted adults.

 

 

  1. Why are some gifted people so self-critical?

 

Self-criticism is a bad habit. Unfortunately, the gifted excel at self-criticism and worrying. I think we need to develop a new Golden Rule: “Do unto yourself as you would have others do unto you.” If you tell yourself you’re stupid every time you make a “mistake,” don’t be surprised if others tell you you’re stupid. This is dreadfully unkind. We have to start paying much better attention to the negative messages we give ourselves and vow to stop treating ourselves so unkindly. Talk to yourself in your mind the way you would talk to your best friend. As parents, we need to be good role models for saying aloud things we are proud of and grateful for in ourselves, instead of complaining about our presumed “flaws” and “faults.”

 

 

  1. How can we help them to feel good, happy to be who they are, to accept themselves with their positive and negative parts?

 

Find them gifted peers. People who think and feel like they do. Be their cheerleader. My new Smartwatch is always congratulating me for achieving a goal I didn’t even set for myself, like sleeping, standing, moving, exercising. I have a personal cheerleader on my wrist!

 

Celebrate the miracle of who they are. Love them unconditionally. Be good role models. What positive messages about yourself do you say in front of them? Fall in love with yourself and teach them to fall in love with themselves.

 

                There are many resources available now for helping gifted adults recognize themselves and appreciate that they are not alone in the world. The Institute for the Study of Advanced Development, of which Gifted Development Center is a part, has produced the only professional journal on adult giftedness since 1989, Advanced Development. Our latest issue, Volume 18, is on “The Inner Experience of Giftedness.” The journal is international in scope, with authors from all over the world. https://www.gifteddevelopment.org/advanced-development

 

This year, five of the authors in Volume 18 offered salons on the topics they addressed in the journal. All salons were recorded.  The journal and the 5 recordings are available for $59, as a means of introducing more people to Advanced Development and as a way of connecting gifted adults globally. https://www.gifteddevelopment.org/salonseries

 

                There are also many books now on giftedness in adults that will help these individuals accept their intensity, sensitivity, moral indignation, search for meaning, passionate interests, ability to see beneath the surface of things, and all the other typical traits of the gifted. I highly recommend Ellen Fiedler’s Bright Adults: Uniqueness and Belonging Across the Lifespan and Your Rainforest Mind by Paula Prober.

 

                Gifted Development Center has a Giftedness in Adults Rating Scale available on our website that would be very helpful for self-identification.

 

 

  1. How can we make education meaningful for the gifted?

 

                I’d like to show you some slides to answer this question, so I’m going to share my screen.

 

 

Individuals whose gifts have been discovered and cultivated have been as chance outcroppings of precious rock, while the great reserves of human talent lay undiscovered below.

                               John W. Gardner

Excellence: Can We Be Equal and Excellent Too?

 

This is a quotation from a favorite book of mine, which came out in 1961, Excellence: Can We Be Equal and Excellent Too?  John Gardner was the U.S. Secretary of Health, Education and Welfare—a deep thinker. Giftedness is largely invisible. High achievers are visibly gifted, but they represent only the tip of the iceberg.  The vast majority of the world’s millions of gifted children are hidden from view.

 

Giftedness is not about the potential for success. It is the potential for wisdom, authenticity and integrity. These qualities are sorely needed in the world today.

 

Wisdom depends on the ability to take the perspective of others, which correlates with giftedness. If we want wise leaders, rather than popular and successful leaders, we need to nurture the segment of the population we now neglect.

 

Few people “get it”! Few grasp the fundamental experience of giftedness—the outsider status in a society suspicious of outsiders.

 

When we look for talents instead of giftedness, the lens is focused on what we can do rather than on who we are in our totality. When the spotlight shifts from exterior to interior, we see the complex inner world of the child.

 

No one would intentionally stunt the growth of a child. Yet, this is what educational systems do that are blind to individual differences in ability.

 

Human societies have severely and successfully limited the realization of individual promise.
 John W. Gardner Excellence, 1961

 

In our zeal to believe that we are all created with equal intelligence, we discriminate against the gifted. If we refuse to acknowledge the existence of giftedness, and we refuse to provide appropriate educational provisions for children with significant differences, their learning and emotional needs go unattended.

 

Equality is giving everyone a shoe. Equity is giving everyone a shoe that fits. Everyone deserves equal opportunity. Equal opportunity can never mean equal outcomes. We cannot set the exact same educational goals for the entire student body. That would be brutally inappropriate for all students who learn faster or slower than the norm.  While the goal for one child is to be able to read books, the goal for another is to be able to write them. One student needs to master sufficient basic mathematics to balance a budget in adult life, while another needs exposure to enough advanced mathematics to be able to discover a new source of energy.

 

As educators, we are not in the business of creating identical automatons. Sameness is boring. Diversity is necessary, including intellectual diversity, for the vast range of responsibilities in the world. Every individual has a different role to play in the development of society as a whole. Some tasks require a staggering degree of intelligence.

 

Placing all students in the same program with the same learning goals, regardless of level of ability, does not make sense. Many gifted children endure school; they do not learn anything there. Is that fair? When they are forced into a mold that doesn’t fit, the gifted experience their differences as deficits.

 

If excellence is our objective, we must recognize the many paths gifted individuals may take to achieve their own goals and we must honor their uniqueness. Appreciating and nurturing the individuality of all children is the best way to help them achieve excellence. This means supporting their intensity, sensitivity, passion, curiosity, autonomy and complexity.  (Rosemary Cathcart)

 

The gifted are the only special needs group who can pretend to be like everyone else. Most gifted people expend an inordinate amount of energy trying to hide their differences, all the while knowing that they are not like everyone else.  Instead of feeling better than everyone else because they are smart, more often they feel that their differences make them defective.

 

Fitting in is so important that this group is forced to hide their abilities, rather than develop them. It should not be like this. No one should be ashamed of being different. The gifted deserve the same protection in schools as all other diverse groups. Their diversity needs to be recognized. School should be emotionally safe for them to stand tall and be proud of who they are.

 

Gifted children are expected to wait patiently while other children learn skills and knowledge they have already mastered. They are taught to slow down their natural rate of learning to make the other students and their teachers more comfortable. They learn to be less than they can be, to slide by without stretching themselves, to deny their talents, and, eventually to trade their dreams for simpler, less demanding goals. This tragic waste of potential affects not only the student, but all of society, for we have all lost whatever gifts they might have contributed.

 

There are countless cases of vanishing giftedness—those children whose talents are lost through lack of detection and nurturing. Unrecognized and undeveloped talents may be lost permanently. We can never know how much talent has been lost for lack of discovery and development. Nor can we assess the magnitude of that loss to the world—the music that was never composed, the medical cure that was never discovered, the political strategy that might have averted a war.

 

Why should we identify the gifted, give them an appropriate education, find gifted peers for them to interact with, and support their emotional development?

 

The gifted are our hope for the future. When the pandemic struck, the most gifted leaders protected the welfare of the citizens in their countries. In contrast, you saw the death toll in the United States, where we did not have gifted leadership. It is the gifted who created the vaccines. It is the gifted who will preserve our natural resources and prevent our planet from becoming uninhabitable. It is the gifted who have the abstract reasoning, the ability to see the bigger picture, and the wisdom to understand the consequences of our actions and our apathy. It is the gifted who value what is good for humanity over personal gain. We desperately need them and they need our support.

 

Thank you.

References

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